Cintia Loprete nació prematura de 6 meses; era melliza, su hermano murió en el parto.Cuenta con dos carreras: organización de eventos y Derecho, trabajó en la empresa de su papá, pero al cerrar por la crisis no logró volver a conseguir trabajo por lo que creó la organización “Aceptame como soy”.
Cintia relató que cuando nacieron sus primos, cuatro meses más chicos que ella, vieron que estaban más desarrollados. “Ahí fue cuando empezaron con los médicos para ver qué me pasaba”. Al año en el Instituto Nacional de Rehabilitación le dieron el diagnóstico: parálisis cerebral afectada en la parte motriz”
Así comenzaba su historia de tratamientos, operaciones y kinesiología.
“Cuando comencé el colegio empecé en un colegio diferencial, hasta que un día mi pediatra le dijo a mi mamá que yo era capaz de mucho más, entonces empezó a buscar colegios comunes al primero que fue era donde iba mi hermano, el colegio Instituto Lincoln de Hurlingham le dijo que no me tomaba” señaló.
Así, siguieron en la búsqueda de lugares y pudo ingresar al Instituto San Alfonso de Bella Vista a los tenía 7 años. “Yo en ese momento no caminaba gateaba, la maestra me llevaba a todos lados y esperaba a que termine de copiar ya que tardaba más que los demás” recordó, pero fue entonces cuando “viendo a mis compañeros aprendí a caminar y subir y bajar escaleras”.
Al finalizar el colegio, empezó a trabajar en la empresa familiar que debió cerrar sus puertas por las condiciones del país, pero una puerta se cerraba y otra se abría: comenzó a estudiar en la facultad Organización de eventos.
“Me recibi, no conseguí trabajo porque fui discriminada. Después de mucho tiempo me decidí por abogacía, me recibí y no consigo trabajo por el mismo motivo, pretenden que sea perfecto, que sepas todo y nadie empieza un trabajo sabiendo ya que la teoría es una cosa y la práctica otra, me piden experiencia. Si no me toman, nunca la voy a tener” reclamó.
“Me gustaría trabajar para el Estado y también ejercer la abogacía en la parte de discapacidad” desea Cintia a la vez que reafirma que es “totalmente independiente”: maneja, asiste a clases de teatro y vive con sus padres pero porque no consigue un empleo.
Sin embargo, reflexiona en base a una inquietud de sus padres: “¿Que va pasar con mi hijo el día que yo no esté?” ya que “no nos dan la posibilidad de tener una vida plena como cualquier otro.Yo no quiero una pensión yo quiero trabajar, quiero ser alguien en la vida, quiero sentirme útil. La pensión se la dejó a los chicos que tienen una discapacidad más severa y exijo una pensión mejor para que puedan tener una mejor calidad de vida” sumó.
Y finalizó: “Se que para que nos acepten aún falta mucho ya que la sociedad no está preparada”.