ITUZAINGÓ: LO QUEMARON CON ÁCIDO EN LA CARA Y LE NIEGAN EL CERTIFICADO DE DISCAPACIDAD


La historia de Nahuel Brea es dramática: Sufrió un ataque intencionado de Nahuel Comolli, quien se decía su amigo. Los celos por una chica que ambos se disputaban fue el detonante que provocó la terrible agresión. En consecuencia, el joven de 20 años sufrió la pérdida de una oreja, parte de su nariz y la vista de su ojo izquierdo. El ácido que inhaló también provocó efectos devastadores en su garganta y cuerdas vocales.

Después de una veintena de cirugías (sí, 20 operaciones), Nahuel mejoró su condición y la piel de su cara, pecho y brazos se fue regenerando, pero aún le queda un largo trecho para lograr su recuperación y decididamente su vida nunca volverá a ser la misma. El agresor, por su parte, cumple una condena de apenas cuatro años de prisión en la unidad penal N°39 de Ituzaingó por los daños irreparables que le causó.

Nahuel vive con su mamá, Claudia Romero, y con Milagros, su hermana de 16, con quienes comparte un pequeño departamento en Ituzaingó. Su madre reclama la obtención del certificado de discapacidad que le permita al joven recibir un susbsidio que los ayude a movilizarse hasta los distintos hospitales donde debe terminar con la seguidilla de cirugías reparadoras que aún están pendientes. Pero desde el Estado se lo niegan.

Según comentó la mujer, desde el Ministerio le dijeron que primero su hijo debe culminar el tratamiento iniciado para evaluar al final del proceso su grado de discapacidad definitiva. Más que en la obtención del certificado en cuestión, madre e hijo están esperanzados en conseguir trabajo para poder encarar de una vez por todas las operaciones que le fueron indicadas por los médicos que siguen a Nahuel desde 2017.

De acuerdo a lo que comentó su madre, a Nahuel le restan cuatro cirugías de nariz en el Hospital Santojanni; una cirugía plástica y de reconstrucción de oído en el Instituto del Quemado de la Ciudad de Buenos Aires y un implante de córnea en el Hospital Oftalmológico Santa Lucía para recuperar la vista de su ojo izquierdo que perdió por completo.

Para colmo de males, el contrato de alquiler del departamento que ocupan llegó a su fin sin posibilidad de renovación por falta de recursos. Nahuel se la rebusca para colaborar en el hogar, más aún ahora que su mamá se quedó sin trabajo. Hace changas de albañilería o sale a vender rosquitas caseras. Claudia, por su lado, limpia casas y cuida abuelos cuando se presenta una chance. Ambos piden ayuda para tener una vida mejor.

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